Tito Livio nació en Patavium (Padua) el año 59 a. C., donde se formó en retórica y manifestó su interés por la filosofía. Hacia el 30 a. C. marchó a Roma, donde se dedicó por entero a las letras, especialmente a lo que se puede calificar como la obra de su vida: una historia de Roma desde sus orígenes hasta la muerte de Druso, el año 9 a. C. Esta obra comprendía 142 libros. Tito Livio se granjeó la amistad de Augusto, aunque se mantuvo fiel a sus convicciones pompeyanas y no cedió a la adulación del emperador. Los tres últimos años de su vida los pasó en su ciudad natal, donde le sorprendió la muerte el año 17 d. C., siendo ya de avanzada edad.
Tito Livio considera que la “pietas” y la “virtus” son fuerzas que por necesidad interior llevan a un pueblo a la prosperidad. El engrandecimiento de Roma está apoyado en esas virtudes de los antepasados romanos. Tito Livio se complace en presentarnos un arquetipo del romano antiguo como hombre heroico, laborioso, tenaz, amante de la justicia. El abandono de la “pietas” y de la “virtus” lleva a un pueblo a la decadencia. Tito Livio se convierte, casi, en un profeta de los romanos, a quienes denuncia su corrupción moral, en la que encuentra el germen de la ruina del pueblo.